Si una langosta huele a amoníaco, ¿te enfermará?

Las langostas no deben oler a amoníaco. Si una langosta huele a amoníaco, es probable que esté en mal estado y no se debe comer. El consumo de langosta en mal estado puede provocar enfermedades transmitidas por los alimentos, que pueden provocar diversos síntomas como náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y fiebre. En casos graves, las enfermedades transmitidas por los alimentos pueden provocar la hospitalización o incluso la muerte. Si has comprado una langosta que huele a amoniaco, lo mejor es desecharla y evitar consumirla.