¿Por qué las comidas picantes tienen un sabor picante?

Los alimentos picantes en realidad no saben picantes.

La sensación de ardor que sientes cuando comes alimentos picantes es en realidad una reacción a un compuesto químico llamado capsaicina, que se encuentra en los chiles. La capsaicina se une a los receptores de la boca, la nariz y la garganta que son responsables de detectar el calor. Cuando esto sucede, el cerebro interpreta la señal como una sensación de ardor, aunque la comida no esté realmente caliente.

La intensidad de la sensación de ardor que se siente al comer alimentos picantes depende de la concentración de capsaicina en los alimentos. Algunos chiles, como los habaneros y los gorros escoceses, contienen niveles muy altos de capsaicina y pueden producir una intensa sensación de ardor. Otros chiles, como los pimientos morrones, contienen muy poca capsaicina y sólo producen una leve sensación de ardor.

¿Por qué a algunas personas les gustan las comidas picantes y a otras no?

Algunas personas disfrutan de la sensación de ardor que producen los alimentos picantes, mientras que a otras les resulta desagradable. Hay varios factores que pueden influir en la tolerancia de una persona a los alimentos picantes, incluida la genética, la cultura y la experiencia personal.

Genética: Algunas personas simplemente son más sensibles a los efectos de la capsaicina que otras. Esto puede deberse a variaciones en los genes que codifican los receptores que detectan la capsaicina.

Cultura: Los alimentos picantes son más comunes en algunas culturas que en otras. Es probable que esto se deba a una combinación de factores, incluido el clima, los ingredientes disponibles y las preferencias culturales. Las personas que crecen comiendo alimentos picantes suelen ser más tolerantes a ellos que las personas que no lo hacen.

Experiencia personal: Cuanto más a menudo una persona come alimentos picantes, más tolerante se vuelve hacia ellos. Esto se debe a que el cuerpo se adapta a los efectos de la capsaicina con el tiempo.

Si no estás acostumbrado a comer alimentos picantes, es una buena idea comenzar con variedades suaves y aumentar gradualmente tu tolerancia con el tiempo. También puedes reducir el picante de un plato quitando las semillas y las nervaduras de los chiles o añadiendo productos lácteos, como leche, yogur o queso.