¿Por qué se echan a perder las manzanas?

Las manzanas, como otras frutas, pasan por un proceso natural de maduración y senescencia, que eventualmente conduce al deterioro. Aquí hay varios factores que contribuyen al deterioro de las manzanas:

- Crecimiento de hongos: Las manzanas son susceptibles a varios hongos que pueden deteriorarlas. Las esporas de hongos pueden ingresar al fruto a través de aberturas naturales, como el tallo o grietas en la piel, o a través de heridas o hematomas. Los hongos comunes responsables del deterioro de las manzanas incluyen Penicillium (que causa el moho azul), Botrytis cinerea (que causa el moho gris) y Aspergillus (que causa el moho negro).

- Producción de etileno: Las manzanas producen gas etileno a medida que maduran. El etileno es una hormona que desempeña un papel en diversos procesos fisiológicos, incluida la maduración y la senescencia del fruto. Sin embargo, la producción excesiva de etileno puede acelerar la maduración y provocar una maduración excesiva, lo que hace que las manzanas sean más susceptibles al deterioro.

- Daños mecánicos: Los moretones, cortes u otras lesiones mecánicas proporcionan un punto de entrada para que microorganismos, como hongos y bacterias, invadan la fruta. Las manzanas dañadas tienen un mayor riesgo de deterioro ya que los tejidos internos quedan expuestos y susceptibles a infecciones.

- Condiciones de almacenamiento: Las condiciones de almacenamiento inadecuadas pueden contribuir al deterioro de las manzanas. Las manzanas deben almacenarse en un lugar fresco, seco y con ventilación adecuada para ralentizar el proceso de maduración y evitar el crecimiento de microorganismos. Las altas temperaturas, la humedad o la exposición a la humedad pueden acelerar el deterioro.

- Cultivar y Madurez: Los diferentes cultivares de manzanas varían en su susceptibilidad al deterioro. Algunos cultivares son naturalmente más resistentes al deterioro, mientras que otros son más propensos a sufrirlo. Además, la etapa de madurez de la manzana también afecta su susceptibilidad al deterioro. Las manzanas inmaduras son más susceptibles a magulladuras y descomposición por hongos, mientras que las manzanas demasiado maduras son más propensas a la pudrición blanda y otros tipos de deterioro.

Para minimizar el deterioro, es importante manipular las manzanas con cuidado, almacenarlas adecuadamente y controlarlas periódicamente para detectar signos de deterioro. El almacenamiento en atmósfera controlada, el embalaje adecuado y el uso de ciertos productos químicos o tratamientos también pueden ayudar a prolongar la vida útil y reducir el deterioro de las manzanas.