¿Cómo se echa a perder el vino?

El vino puede echarse a perder de varias maneras, las más comunes son la oxidación, el deterioro bacteriano y el daño por calor.

La oxidación se produce cuando el vino entra en contacto con el oxígeno. Esto puede suceder cuando el vino queda expuesto al aire a través de un corcho u otro sello defectuoso, o si el vino no se almacena adecuadamente en un lugar fresco y oscuro. La oxidación puede hacer que el vino pierda su color, sabor y aroma, y ​​también puede hacer que el vino sea amargo o avinagrado.

El deterioro bacteriano ocurre cuando bacterias, como las bacterias del ácido acético o las bacterias del ácido láctico, ingresan al vino y comienzan a fermentarlo. Esto puede hacer que el vino se vuelva turbio, ácido o aceitoso y también puede cambiar el color y el sabor del vino.

El daño por calor ocurre cuando el vino se expone a un calor excesivo. Esto puede suceder si el vino se almacena en un ambiente caluroso, como el maletero de un automóvil o el ático, o si el vino se calienta durante demasiado tiempo durante la cocción. El daño por calor puede hacer que el vino pierda su color, sabor y aroma, y ​​también puede hacerlo amargo o astringente.

Para evitar que el vino se eche a perder, es importante conservarlo en un lugar fresco, oscuro y alejado de fuentes de calor. El vino también debe almacenarse en un recipiente sellado, como una botella de vidrio con tapón de corcho o de rosca.