¿Has oído que es malo comer carne quemada al carbón?

Sí. Comer carne quemada o carbonizada puede aumentar potencialmente el riesgo de desarrollar ciertos problemas de salud.

He aquí por qué:

1. Carcinógenos:durante el proceso de carbonización o quema de carne a altas temperaturas, se pueden formar algunos compuestos químicos, como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH) y las aminas heterocíclicas (HCA). Se sabe que estos compuestos tienen propiedades cancerígenas y se han relacionado con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, incluidos el cáncer colorrectal, de estómago y de próstata.

2. Productos finales de glicación avanzada (AGE):la cocción a alta temperatura también puede conducir a la formación de productos finales de glicación avanzada, que son compuestos que se forman cuando los azúcares reaccionan con proteínas o grasas. Los AGE se han asociado con la inflamación y el estrés oxidativo, contribuyendo al envejecimiento y al desarrollo de enfermedades crónicas.

3. Pérdida nutricional:Carbonizar la carne a altas temperaturas puede provocar la pérdida de nutrientes esenciales, incluidas vitaminas y minerales. Cocinar demasiado la carne también puede alterar la estructura de las proteínas, haciéndola más difícil de digerir y reduciendo potencialmente su valor nutricional.

4. Aumento de la inflamación:se ha descubierto que el consumo de carne quemada o carbonizada aumenta los marcadores inflamatorios en el cuerpo. La inflamación crónica se ha implicado en el desarrollo de diversas afecciones de salud, incluidas enfermedades cardiovasculares, diabetes y trastornos autoinmunes.

5. Salud intestinal:la carne quemada o carbonizada también puede tener efectos negativos en el microbioma intestinal. La cocción a alta temperatura puede alterar la composición de la microbiota intestinal y promover el crecimiento de bacterias potencialmente dañinas.

6. Seguridad alimentaria:Carbonizar la carne también puede afectar la seguridad alimentaria. Cocinar demasiado la carne puede matar las bacterias dañinas, pero también puede provocar la formación de compuestos que podrían ser perjudiciales si se consumen en cantidades excesivas.

Por ello, en general se recomienda evitar el consumo habitual de carne quemada o carbonizada y priorizar métodos de cocción más saludables que minimicen la formación de compuestos nocivos. En su lugar, concéntrese en asar o cocinar la carne a temperaturas más bajas durante un tiempo más largo para reducir el riesgo de carbonización y los posibles riesgos para la salud asociados con ella.