¿Por qué se pudren las fresas?

Las fresas son muy perecederas y tienen una vida útil corta debido a varios factores:

Alto contenido de agua:

Las fresas contienen aproximadamente un 92% de agua, lo que las hace propensas a la deshidratación. A medida que pierden humedad, las fresas se vuelven blandas, pierden su color rojo vibrante y desarrollan una textura harinosa. Este proceso puede conducir a una maduración y descomposición más rápidas.

Producción de etileno:

Las fresas, como muchas otras frutas, producen etileno, una hormona vegetal natural implicada en la maduración y la senescencia. El etileno acelera el proceso de maduración, suavizando la textura, alterando el sabor de la fruta y, finalmente, provocando una maduración excesiva y pudrición.

Susceptibilidad a hongos y moho:

Las fresas son muy susceptibles a las infecciones por hongos y al crecimiento de moho. Estos microorganismos penetran fácilmente en las superficies suaves y delicadas de las fresas, provocando que se pudran. Los hongos pueden prosperar en ambientes cálidos y húmedos y propagarse rápidamente si no se mantienen las condiciones de almacenamiento adecuadas.

Hematomas y daños físicos:

Las fresas son frágiles y se dañan fácilmente durante la cosecha, el transporte y la manipulación. Los moretones proporcionan puntos de entrada para los patógenos, haciéndolos más susceptibles al deterioro y acelerando el proceso de descomposición. Un manejo cuidadoso y un almacenamiento cuidadoso son esenciales para minimizar los hematomas y prolongar su vida útil.

Condiciones de temperatura y almacenamiento:

Las fresas son sensibles a las fluctuaciones de temperatura. La exposición a altas temperaturas promueve una rápida maduración y descomposición, mientras que las temperaturas bajo cero pueden causar daños por frío, lo que provoca daño a los tejidos y una mayor susceptibilidad a la descomposición. Las condiciones óptimas de almacenamiento para las fresas implican refrigeración a alrededor de 32 a 36 °F (0 a 2 °C), con alta humedad para evitar la pérdida de humedad.

Manipulación poscosecha:

El manejo adecuado poscosecha juega un papel fundamental para preservar la calidad y extender la vida útil de las fresas. Enfriar inmediatamente después de la cosecha, utilizar envases de atmósfera modificada para controlar los niveles de gas y mantener las condiciones sanitarias puede ayudar a ralentizar el proceso de deterioro y conservar la frescura.

En resumen, la compleja interacción entre el alto contenido de agua, la producción de etileno, la susceptibilidad a los hongos, el daño físico y las condiciones adecuadas de almacenamiento contribuye a la rápida pudrición de las fresas y limita su vida útil.