¿Por qué blanquear los tomates?

Hay varias razones por las que escaldar tomates es una técnica útil en la cocina:

1. Retirar la piel: Blanquear los tomates facilita quitarles la piel. Al sumergir los tomates en agua hirviendo durante un breve periodo de tiempo (normalmente de 30 segundos a un minuto), la piel se afloja y se puede pelar fácilmente. Este proceso es particularmente útil cuando se usan tomates en platos donde no se desea la piel, como salsas, sopas, guisos y ensaladas.

2. Conservar el color y los nutrientes: El escaldado ayuda a preservar el color rojo vibrante de los tomates. Cuando se cocinan los tomates crudos, tienden a perder su color y volverse opacos. El escaldado detiene esta pérdida de color desactivando las enzimas que hacen que los pigmentos de los tomates se descompongan. Además, el escaldado ayuda a retener nutrientes sensibles al calor como la vitamina C, que pueden perderse durante una cocción prolongada.

3. Mejora del sabor y la textura: El escaldado puede mejorar el sabor y la textura general de los tomates. Ayuda a eliminar el sabor amargo que a veces se asocia con los tomates crudos y resalta su dulzura natural. El calor también ablanda ligeramente los tomates, haciéndolos más sabrosos y más fáciles de digerir.

4. Facilitar el procesamiento posterior: Blanquear es un paso crucial antes de conservar los tomates mediante enlatado o congelación. Ayuda a matar cualquier bacteria o microorganismo dañino presente en la piel y la pulpa del tomate. Al destruir estos microorganismos, el escaldado aumenta la seguridad y la vida útil de los tomates en conserva.

Es importante tener en cuenta que no se debe confundir el escaldado con la cocción. El propósito del escaldado es preparar los tomates para su posterior cocción o procesamiento, no cocinarlos por completo. Después del escaldado, los tomates se pueden utilizar en varias recetas o conservar para su uso posterior.