¿Por qué el saborizante artificial de plátano sabe a plátano real?

El saborizante artificial de plátano que conocemos hoy en día no proviene en realidad de los plátanos. El sabor y aroma distintivos que normalmente asociamos con los plátanos no se extraen ni replican fácilmente por medios naturales, y en su lugar se utilizan compuestos sintéticos conocidos como ésteres. Estos ésteres, como el acetato de isoamilo y el butirato, se encuentran a menudo en otras frutas como la piña, las fresas y las manzanas, pero cuando se combinan en proporciones específicas, recrean el reconocible aroma y sabor del plátano.

La razón de esta discrepancia se remonta a principios del siglo XX, cuando los investigadores enfrentaron el desafío de capturar la esencia de los plátanos con fines aromatizantes. Desafortunadamente, los compuestos de sabor natural de los plátanos son delicados y se degradan fácilmente con el calor y el procesamiento. Además, el compuesto de sabor predominante en los plátanos reales, el acetato de isoamilo, también está presente en varias frutas, lo que dificulta su aislamiento o extracción en concentraciones suficientes.

Para superar estos desafíos, los químicos comenzaron a explorar compuestos alternativos y descubrieron ésteres que podrían imitar el sabor del plátano con mayor éxito. Estos ésteres se encontraron en otras frutas, y cuando se identificaron y mezclaron ciertas combinaciones, produjeron el sabor artificial a plátano que ahora es común en dulces, productos horneados y otros productos saborizados.

Como resultado, si bien el saborizante artificial de plátano puede no derivarse directamente de los plátanos en sí, se basa en imitar el aroma y el sabor utilizando compuestos sintéticos que replican de manera efectiva la experiencia sensorial asociada con la fruta.